Una vez amé

Una vez amé.

5.05.2014

Secuestro de emociones

Secuestro de emociones.

Basta ya de Príncipes azules, basta ya de Princesas de cuentos. Asumámoslo, murieron entre sueños.
Ellos, como nuestra historia, se pudrieron esperando ser rescatados. ¿De quién? de nuestras propias pesadillas.
De repugnantes vacíos estamos llenos, de inmundas cicatrices que rompen la piel como ya lo hicieron los hechos. O los años, vaya usted a saber. No se engañe, amigo. La vida no es más que un tren que arranca a gritos y echa a andar hasta que el cansancio, o los años, lo detienen. 
¿Se da cuenta? 'Los años'. Ellos son los culpables de todo, o eso dice la gente. 'Eres muy joven para entenderlo', 'No estás actualizado', 'Para entonces ya no estaré'. Los años, dicen, son los culpables de la ignorancia, de la inmadurez, incluso de la locura, fíjese usted. No me haga mucho caso, pero yo no les creo. Es sólo una burda excusa utilizada por necios que viven bajo la sombra de su propia altivez.
La vida es algo más sencillo, amigo, créalo. La vida está en un beso, en sudar pasión. Vive entre páginas de libros. Al menos eso decía aquella mujer del ido a peor Hostal Los Ángeles. Ella, toda tetas, suspicacia y descaro, juraba por todos los Dioses que de todos aquellos que pasaron por sus piernas, sólo amó, o hizo el amor, con uno. 
Recuérdeme usted contarle en otra ocasión los apuros de Paquita, la del ido a peor Hostal Los Ángeles, cada vez que íbamos a La Cala Azul y, entre baño y baño, veíamos cómo enredaba a hombres de honradez escasa y cartera gorda. Pero eso será otro día, que veo en su cara el desconcierto de esta historia. 
A lo que iba, el vacío de su cama nace del vacío de su alma, amigo. Ocúpese de querer bonito, de besar bien, de mirar más allá del ahora y más acá del mañana. Ocúpese de vivir ese tren al que llaman vida. Pero sobretodo, ocúpese de hacerlo con la persona correcta.



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