Un cuerpo de metal, un cuerpo de madera o sencillamente de cera. Tenue oscuridad iluminada con la suavidad de una mínima luz que deja entrever su silueta junto a la chimenea. Un cuerpo joven asentado con raíces de melancolía, cansancio y recuerdos. En sus manos un libro triste, lleno de verdades e ilusiones. En él se relatan grandes historias del pasado acompañado de connotaciones extraordinarias que se ven ensombrecidas, quizás, por su propia oscuridad, por su falta de luz. La vida se resume en una montaña rusa cuyas bajadas son casi tan verticales como las subidas, y de éste modo, todo resulta más difícil. Ese libro al que llamamos memoria.
Pero qué mas da, toda noche termina cuando amanece. La luz iluminará su habitación con la llegada del amanecer veraniego, ese frescor mañanero que tanto gusta respirar. Levantar la vista y mirar a través de la ventana. Sol.Playa.Gente.Vida.
Un verano cuyo día a día sea la misma locura que en su día, lo hizo feliz.
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