¿Recuerdas aquellos nervios? Esa sensación de miedo y curiosidad que suele surgir en momentos determinados de la vida. Como cuando entras por primera vez al colegio. Nueva clase, nuevos amigos, nuevos profesores. Un mundo nuevo. Ese pequeño mundo que aflora desde el interior propio cada vez que te encuentras con algo desconocido. Quizás sepas de lo que te hablo, quizás no lo hayas vivido pero si lo has intuido o por lo menos deseado. Todos lo hemos deseado alguna vez. Te contaré una historia:
"Una sociedad como la actual, con sus prejuicios, sus normas, sus protagonistas. Dos jóvenes en época de rebeldía, hormonas revolucionadas, llenos de deseos, fantasías, ansia y ganas de vivir cada segundo que la vida les ofrecía.
Dos vidas diferentes destinadas a vivir un mismo futuro. El cómo y dónde se conocieron es irrelevante en el conjunto de su historia. ¿Crees en las almas gemelas? ¿En las llamadas "medias naranjas"?. Según la mitología griega, los seres humanos fuimos creados originalmente con cuatro brazos, cuatro piernas y una cabeza con dos caras. Por miedo a su poder, el Dios Zeus decidió separarlos en dos, condenándolos así a pasar el resto de sus vidas en busca de su otra mitad.
Imagina por un momento que ahí fuera, en cualquier lugar del mundo, está tu mitad. Esa que te entiende como nadie, que con una simple mirada sabe exactamente que decir o que callar con el fin de sacar lo mejor de ti.
Quizás fue el destino, suerte o simple casualidad pero aquellos jóvenes se encontraron mutuamente sin darse cuenta. Como las piezas de un puzzle, como los tonos oscuros y grisáseos que componen las estampas otoñales de las grandes ciudades, como el yin y el yang; de ese modo se sintieron aquellas dos mitades.
Desde el primer momento supieron que lo suyo era para siempre, nada les robaría a su media mitad por segunda vez. Seguro que imaginas alguno de los momentos que vivieron juntos, que los hacía felices. Un helado en mitad de un parque, paseos en bici, tardes de películas... pequeñas cosas que hacen de la vida algo increíble. De pronto, un día cualquiera, un triste destino de la vida se llevó por delante todo eso. Aquella mitad que surgió de la nada, desapareció del mismo modo. Esa mitad que completaba sus momentos, sus sonrisas, su vida. Su mitad.
Chocamos con la vida demasiadas veces. En ocasiones, sin justificación alguna, sin un por qué. Qué sentido tiene comer pan cuando mueres de sed. Aquél hecho dejó una
mitad sola en el mundo, vagando en busca de aquello que ya no estaba, que no
existía.
Han
pasado muchos años desde todo aquello. La vida sigue su rumbo y con ella sus
protagonistas. Cada día que pasa comprueba que sí existen las medias naranjas.
Esos nervios injustificados sólo los produce tu media mitad. Su media se fue,
nunca más la acompañó, había muerto. Al morir una mitad, muere su compañera.
¿Entiendes
ahora de lo que te hablo? Esos nervios no son miedo o inquietud, es algo que
solo se siente una vez en la vida con cada cosa única que te ocurre en la
misma. Ese nerviosismo era amor."
Han pasado más de tres días desde que decidí empezar esta historia. El cansancio hace estragos, es por esto por lo que no sabría decir qué parte nace de la imaginación, y qué parte forma un componente más de la realidad.
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