Una vez amé

Una vez amé.

11.21.2011

Contándonos secretos

Una memoria que no olvida lo que perdió. Cuántas veces tomas aire y no puedes respirar. Cuántas noches pasas en vela escuchando canciones envenenadas. Pasan sus días y el espesor aumenta. Deja que todo arda mientras lo contempla con rabia y estupor. No importa cuantas veces lo haga, nunca será suficiente. No importa cuantas vidas viva, ninguna será como aquella. Dónde está su miserable orgullo, su antigua felicidad, su ganas de vivir. ¿Realmente imaginó un final como aquél? ¿Cuan doloroso podría ser algo cuyo final no daba oportunidad a ser otro que el naufragio?. Una negación perfecta, ninguna discusión posible. Aquél bucle infinito que lo lleva a un mismo camino, que recorre una y otra vez. ¿Puedes consolar a un mendigo con un trozo de pan cuando lo que tiene es frío? ¿A un ciego con un paisaje maravilloso? ¿A caso crees que puedes ofrecer lástima a quien anhela cariño?. Su incesante inquietud no demostraba más que aquel deseo de revivir un tiempo pasado. Su recelo enseñaba las heridas que día a día curan por si solas, pero a la vez, mostraba las costras que su memoria arranca sin pudor alguno. Sólo cabe preguntar cuánto tiempo necesitará para que todo acabe, cuánto tiempo tendrá que pasar para que su memoria acepte que no volverá. Quizás logre recordar el mundo desde los ojos de un niño, la experiencia de un anciano y la picardía de un perfecto estafador. Un injusto cambio que lo ahonda en la incertidumbre de un no saber que hacer.


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